Fue en el año 1989 cuando la Corte Civil y Mercantil de Arbitraje (CIMA) vió la luz. Se trataba de una brillante iniciativa de la sociedad civil, a través de un grupo de abogados, que cristalizó en la creación de una institución arbitral, cuya vocación a sido y sigue siendo el mejor servicio a la sociedad a la que sirve.